martes, 25 de diciembre de 2012

Pieza del puzzle número 13


Frío en el ambiente, calor en el cuerpo.

Paz absoluta, una ligera brisa y el sonido de las olas del mar bajo la luz de la luna.

Mientras paseo tan sólo puedo contemplar como todo ello se mezcla en una perfecta armonía.

Me hago parte del paisaje, nada desentona… Quedo hipnotizado, y me evado por completo, hasta el punto de olvidar la hora, mis preocupaciones, mi vida… Y aunque haya gente a mi alrededor estoy completamente sólo.

Y entonces, esa continua e inagotable melodía, se convierte poco a poco en un susurro que va empañando mis pensamientos, hasta que logra liberar mis cinco sentidos para que puedan captar con total intensidad la magia del momento.




domingo, 12 de febrero de 2012

Pieza del puzzle número 12

Que mala suerte hemos tenido las personas profundas en esta vida; cuanto más crecemos como personas, cuanto más definida está nuestra identidad, es cuando más problemas tenemos para encontrar individuos afines.

Puede que seamos demasiado exigentes, más aún cuando ya has conocido a alguien que responde a tus expectativas.

No queremos la perfección, somos conscientes de que no existe, simplemente buscamos que posea ciertas cualidades que consideramos esenciales y que al mismo tiempo podamos aceptar sus defectos o carencias. ¡Pero es algo tan complejo…!

En esta sociedad hay demasiada superficialidad, propia o fingida, y esta última muchas veces es un gran problema. Hablo de los comúnmente llamados “caparazones”. Esos artilugios de defensa que cubren la verdadera personalidad propia haciéndola inaccesible para los demás.

La probabilidad de que dos almas encaparazonadas se conozcan es ínfima, y realmente es catastrófico.
Lógicamente no vamos a desactivarlo ante cualquier persona, pero cuando lo hacemos hay una pregunta que me planteo una y otra vez…

¿Realmente nos estamos mostrando cómo somos?







jueves, 26 de enero de 2012

Pieza de puzzle número 11

Me aterra que a veces las cosas más importantes de la vida se reduzcan a lo más simple.







miércoles, 4 de enero de 2012

Pieza del puzzle número 10

Comer todos los días tu plato favorito, escuchar a todas hora esa canción que te vuelve loco, ver todo el tiempo la misma película, leer siempre el mismo libro... ¿Os imagináis qué ocurriría con el grado de satisfacción?

Pues claro, lógicamente cada vez sería menor. El valor de las cosas los marca en gran medida una escala entre su abundancia y la necesidad que cubren. ¿Cuesta lo mismo una botella de agua en el norte de España que en el desierto del Sáhara? ¿Y en el centro de una ciudad que en esa playa perdida alejada de la civilización? ¿En un estado de hambre voraz pagarías lo mismo por el primer trozo de pizza que por el quinto?

No hay mejor ejemplo que el del petróleo y el agua. Podríamos vivir sin petróleo, pero no sin agua, y sin embargo es infinitamente más caro. En muchas ocasiones el precio de los bienes materiales viene determinado por su escasez, al igual que en las relaciones sociales.



Un te quiero puede tener valores completamente distintos. Si lo recibimos de una persona que tiende a expresar sus sentimientos muy a menudo no será tan valorado como el de una persona retraída y reservada. 

Por ello, bajo mi punto de vista, debemos aprender a dosificar todo lo que hacemos y decimos, teniendo en cuenta que el efecto producido variará en función de su reiteración. Como en todo en esta vida, debemos alcanzar el equilibrio que se acomode a nosotros y así encontrar nuestra propia armonía.



sábado, 8 de octubre de 2011

Pieza del puzzle número 9

Odio seguir a las masas, pensar como todos esperan que piense, actuar de acuerdo con lo previsible... Cada uno de nosotros somos personas diferentes, podemos ser más o menos afines, coincidir en un mayor porcentaje de pensamientos o no coincidir nada más que en lo básico.

La mayoría creen y dicen ser realmente diferentes, pero en la búsqueda de la felicidad hay demasiados que se dejan llevar por el mismo camino que los demás. En este terreno la imitación no sirve, que una persona encuentre la satisfacción por ejemplo siendo líder de un grupo no quiere decir que a ti te vaya a agradar, probablemente tu sitio esté en otro lugar, y solo te des cuenta cuando consigas ser ese líder. 

Cada uno debe encontrar su armonía, su situación óptima. Porque os aseguro que no es la misma para todos.

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Cierra los ojos, aléjate del entorno y piensa... ¿cómo crees que serías feliz?